Investigación & Desarrollo
Por Jaime Rozas , 9 de junio de 2021Estudio establece que cuatro factores provocaron la histórica mortandad de salmones de 2016 en el seno de Reloncaví
Condiciones climáticas extremas, desconocimiento de la microalga, programas de monitoreo y mitigación insuficientes y tasa de recambio de aguas muy baja, son las razones que explican la masiva mortalidad que golpeó a la industria ese verano, según una reciente investigación.
Entre los últimos días de febrero y los primeros días de marzo de 2016, la Región de Los Lagos se vio impactada por un extraordinario bloom de algas que, en cosa de semanas, provocó la muerte de 25 millones de peces —equivalentes a 40 000 toneladas de biomasa—, hasta el día la pérdida más masiva registrada por este tipo de fenómenos.
El evento, que afectó a 45 centros de cultivo ubicados principalmente en el seno de Reloncaví, dejó también pérdidas por más de 800 millones de dólares, y una merma del 15 % de la producción anual estimada para ese año en Chile, equivalente a unas 100 000 toneladas a peso cosecha.
A cinco años de la catástrofe, el sector de Reloncaví poco a poco se recupera de los efectos del flagelado ictiotóxico Pseudochattonella verruculosa sobre los centros acuícolas. De forma paralela, un equipo interdisciplinario de científicos se dedicó a estudiar cuáles fueron los factores que gatillaron este desastre ambiental. ¿Qué sucedió realmente en ese año?
La investigación, encabezada por el Dr. Jorge Mardones —biólogo marino del Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) y del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad de Chile (UACh)—, abordó diversos parámetros para definir las causantes de lo sucedido en 2016: oceanografía con dispersión de partículas mediante modelación matemática, aspectos bioquímicos (ej., producción de potenciales agentes tóxicos como ácidos grasos libres y sustancias reactivas de oxígeno), cultivo celular in vitro de la microalga para determinar tasas de crecimiento y el ciclo de vida e histología de peces afectados durante el masivo evento de floración de algas nocivas.
El trabajo, publicado recientemente en la revista Science of the Total Environment, definió cuatro puntos clave que explicarían la mortandad de peces en ese entonces:
- Condiciones climáticas extremas (El Niño Godzilla del 2016).
- Un bloom de una microalga con un ciclo de vida complejo y que desarrolló densidades celulares que probablemente fueron subestimadas durante el periodo de floración.
- Programas de monitoreo y sistemas de mitigación poco preparados para la situación.
- Una tasa de recambio de agua muy baja, lo que probablemente agravó la situación del seno de Reloncaví y alrededores.
Mardones asegura que aquel año, las condiciones climáticas acontecidas en el sur de Chile fueron inusuales: “El 2016 fue extremadamente caluroso por el fenómeno de El Niño, potenciado además por el Anticiclón del Pacífico, que se desplazó hacia el sur, generando que las aguas estuvieran por una mayor cantidad de tiempo retenidas en ese sector debido a la componente Sur-Norte de los vientos”, explica el investigador. “Las anomalías de un evento climático ambiental que eleve la temperatura son mucho más notorias en ecosistemas semi cerrados”.
Estas anomalías ambientales produjeron una fuerte estratificación de la columna de agua, que durante varias semanas estimuló en el seno Reloncaví el desarrollo del bloom de P. verruculosa, un organismo que burló los sistemas de monitoreo de la industria salmonera.
“Entre 2004 y 2015, la taxonomía de este flagelado no se conocía mayormente, incluso se identificaba como el género Chattonella”, agrega el Dr. Mardones. “Esta célula posee una gran plasticidad morfológica durante su ciclo de vida, por lo que se necesita bastante experiencia para poder pesquisarla”.
La falta de información en ese entonces sobre P. verruculosa derivó a otro de los puntos presentados por el estudio: las estrategias de mitigación de la salmonicultura fueron ineficientes ante el bloom de este organismo. Medidas como cortinas de burbujas y/o aireación por surgencia no tuvieron la eficacia esperada, por lo que el traslado de peces y el cese de alimentación fueron las únicas medidas que ayudaron a palear levemente las masivas mortalidades.
Sin embargo, según el estudio, un factor de potencial relevancia con lo sucedido en el 2016 tiene relación con que el seno de Reloncaví —al igual que otros fiordos presentes en la Región de Los Lagos— tiene una baja tasa de recambio de agua. Según el Dr. Mardones, “estos ecosistemas tienden a retener el agua durante un periodo de entre 120 a 200 días, a diferencia de otros sectores donde el intercambio de agua es más dinámico”.
El equipo de científicos estimó la tasa de recambio de agua de todo el sector de Isla Grande de Chiloé y norte de la Región de Aysén, encontrando similares características en los fiordos Reñihué y Comau, mismos lugares donde se desarrollaron floraciones de algas nocivas en el año 1988 y en marzo de 2021, lo que abre importantes preguntas acerca del rol que juega esta variable en eventos de estas características.
“Es importante destacar que estos fenómenos son altamente complejos por lo que para poder explicar una floración de esta magnitud hay que ir más allá de respuestas simples que atribuyen la responsabilidad a una variable en particular”, agrega el investigador. “Lo que pretende esta investigación es sentar las bases para seguir estudiando qué sucede con estos procesos biológicos, sobre todo en un contexto de cambio climático y a nivel de producción industrial”.
El estudio, en inglés, se puede encontrar en el siguiente enlace: