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Por Jaime Rozas , 1 de mayo de 2021

Una industria "en deuda" con el medioambiente: la mirada de los candidatos a constituyentes sobre la acuicultura

Cultivo de salmón en estuario de Reloncaví, Cochamó. Foto: Diario Acuícola.
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Diario Acuícola les preguntó a candidatos por el distrito 26 —Puerto Montt, Chiloé y Palena— su opinión sobre los océanos y la acuicultura. Existe una visión crítica de la industria salmonera en particular.

La Región de Los Lagos es, sin duda alguna, la región acuícola por excelencia de Chile. Y es que nuestra zona concentra la gran mayoría de la producción acuícola nacional: De las 1 407 458 toneladas cosechadas en 2019, el 56,4 % fue producida en los canales y fiordos de las provincias de Llanquihue, Chiloé y Palena.

Nuestra región es la principal productora de algas y mejillones, y es además el centro neurálgico de la industria salmonera, que se desarrolla desde el Biobío hasta Magallanes.

Por lo mismo, concentra la gran mayoría de las concesiones acuícolas de Chile, lo que permite una actividad que es, por lejos, la primera exportadora de nuestra zona: en 2020, pese a la caída de precios producto de la pandemia de covid-19, los envíos de salmón y trucha (US$ 3849 millones) equivalieron al 78,3 % del total de exportaciones de la Región de Los Lagos.

Es por lo mismo que el distrito 26 —que comprende las comunas de Puerto Montt, Calbuco, Maullín, Cochamó y las provincias de Chiloé y Palena— es también, sin duda alguna, el "distrito acuícola" del país. Y en las próximas elecciones del 15 y 16 de mayo, será encargado de aportar con cinco constituyentes —de 155 que serán electos en todo Chile—, quienes tendrán el deber de elaborar una nueva Constitución.

Debido a estas trascendentales elecciones, Diario Acuícola quiso saber qué piensan los candidatos del distrito 26 acerca de la principal actividad económica del territorio que buscan representar en la Convención Constitucional, como también de la importancia de proteger los océanos.

Para ello, llamamos a más de una veintena de candidatos a constituyentes del distrito 26 —de 44 en total—, de los cuales al final diez entregaron sus opiniones —siete hombres y tres mujeres—, de cinco listas distintas.

Más allá de las diferencias, las respuestas entregadas por los entrevistados perfectamente tienen elementos en común: reconocen a la acuicultura su aporte al desarrollo económico, pero también critican su falta de sostenibilidad medioambiental, particularmente en el caso de la salmonicultura.

A continuación, sus respuestas. 

Patricia Rada Salazar

Abogada, independiente, lista Apruebo Dignidad

La nueva Constitución sentará las bases de la nueva institucionalidad y las leyes tendrán que adecuarse a este nuevo mandato. En ese sentido, es fundamental que el nuevo texto constitucional establezca un alto estándar de protección al medio ambiente y a la biodiversidad, en este sentido deben considerarse como pilares fundamentales la necesidad de asegurar la subsistencia de las especies, principios de solidaridad inter e intra generacionales, y por supuesto fortaleciendo la justicia ambiental. Es evidente que todas las industrias generan un impacto ambiental, de diversa envergadura según cada caso, y lo importante es poder encontrar y proteger el punto de equilibrio que permita el desarrollo de la actividad económica con los derechos de las personas y las comunidades. 

Considero que la industria acuícola ha sido importante para el desarrollo económico, laboral e industrial del país, en particular de nuestra región. Lamentablemente este desarrollo ha tenido impactos negativos en el medio ambiente y en las comunidades que se ven afectadas directamente por el desarrollo de la industria. También considero que la regulación y la institucionalidad a cargo de velar por el cumplimiento de dicha regulación es débil en términos de asegurar la protección del medio ambiente y de las comunidades. Esto tiene que ver con las prioridades actuales a nivel constitucional, en la que escasamente se protege el medio ambiente, pero se sobreprotege el derecho de propiedad sin considerar el elemento ecológico y social del derecho a la propiedad, que recordemos, es también un derecho humano.

Nuestra propuesta apunta a buscar equilibrios que tengan como principal objetivo asegurar un medio ambiente libre de contaminación, el pleno respeto de los derechos humanos de las personas y comunidades, y por supuesto, asegurar fuentes de trabajo e ingresos locales que puedan desarrollarse en este contexto.

 

Juan Luis Ossa Santa Cruz

Historiador, independiente, lista Chile Vamos

Respecto a lo propuesto por la ONU, el Objetivo 14 de Vida Submarina nos invita a conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y recursos marinos. Este apartado tiene metas específicas entre las cuales destaca reducir y prevenir la contaminación marina, gestionar y proteger los ecosistemas marinos, conservar y proteger al menos un 10 % de las zonas marinas, entre otras. Es de esperar que en el debate constituyente continuemos en esa línea, proponiendo disposiciones que, por un lado, permitan que la ciudadanía pueda desarrollar sus actividades productivas, pero que, por otro, fomenten el cuidado de los recursos y espacios medioambientales de las próximas generaciones.

La acuicultura juega sin duda un rol fundamental en el desarrollo de la macrozona sur, a través de la generación de empleos directos e indirectos, la inversión en I+D y el desarrollo productivo de sus territorios. Sin embargo, pensando en una Constitución que acompañe a las próximas generaciones, tenemos que lograr que esta actividad se ejecute atendiendo los parámetros de un real desarrollo sostenible, que armonice el crecimiento económico, el respeto del medioambiente y el bienestar social. Para lograr un equilibrio productivo y medioambiental, el uso de los recursos y espacios marítimos debe ser compartido por distintos usuarios, impulsando el desarrollo y cuidado de las tradiciones locales, así como la preservación de los recursos productivos.

 

Roberto Hurtado Guzmán 

Músico e ingeniero químico, independiente, Lista del Apruebo

La constitución es el marco fundamental para definir el rumbo de la sociedad, por lo que debe incorporar el cuidado del medio ambiente como un deber fundamental del Estado y garantizar su cumplimiento ante todas las actividades que se realicen en el país y que puedan afectarlo de alguna forma. 

Los océanos son parte importante del medio ambiente, por lo que sin duda están incluidos en el concepto. Toda actividad humana debe ser sustentable con el medio ambiente, porque ya no es aceptable permitir actividades productivas que lo destruya en favor de una ganancia económica pasajera. No es posible que haya áreas de sacrificio donde una actividad productiva destruya el medio ambiente y ponga en riesgo la salud y vida de las personas que allí habitan en el corto y largo plazo. La sustentabilidad ambiental debe ser un requisito base de cualquier actividad productiva que interactúe con el medio ambiente en general y con los océanos en particular

La actividad acuícola en nuestra región se ha desarrollado en forma muy dispar con las comunidades que la acogen y sin el respeto necesario del medio ambiente, afectándolo en muchos casos, en forma grave. La constitución debe entregar un mandato al sistema político para que regule y equilibre los intereses, muchas veces contrapuestos, entre la industria acuícola, el medio ambiente, las demás actividades productivas y las comunidades donde se desarrolla. Además, la constitución debe devolver a la gente el poder de decisión de qué es lo que se hace en sus territorios mediante mecanismos de participación directa en las decisiones del Estado. Ello incluye el control del sistema político para evitar que este se vea secuestrado por intereses económicos que vayan en contra de las decisiones democráticamente mayoritarias.

 

Pamela Espinoza Asencio

Periodista, independiente, lista Apruebo Dignidad

Sin duda alguna uno no podría desconocer que la salmonicultura es una actividad económica muy relevante para la macrozona sur austral, como también lo es la actividad forestal, por ejemplo, entre las regiones del Biobío y Los Ríos, pero en los últimos años lo que hemos visto es el impacto negativo que generan las grandes superficies de monocultivo en los ecosistemas. 

Entonces, para un mejor desarrollo de la salmonicultura, sería súper necesario que se determine la capacidad de carga del ecosistema del territorio. Creo que es necesario una mayor regulación y una mayor fiscalización a los centros de cultivo. Pues el impacto que provocan, tanto en el fondo marino y por ende en la formación de desiertos marinos bajo los centros de cultivo, así como su impacto en actividades, principalmente de los pescadores artesanales y recolectores de orilla, es muy alto, por la contaminación, por los productos químicos que se utilizan en el proceso y los residuos que genera esta actividad. 

Creo que se debe aumentar la exigencia a las empresas o conglomerados del rubro, respecto al aporte al desarrollo local de las comunidades aledañas a los centros de cultivo. Se debieran pagar las patentes en la región y parte de la tributación debería quedar también en la región donde se genere la actividad económica.

 

Javier Gallardo Pérez

Ingeniero civil, lista Independientes Nueva Constitución

Con respecto a los océanos, la nueva Constitución no sólo debe proteger lo que hoy tenemos como patrimonio en franca depredación, sino que debe asegurar la implementación de políticas de restauración y reparación. Esto, en la práctica, significa que la gran industria acuícola debe hacer cargo de los costos ambientales, como pérdida de biodiversidad y contaminación, y hacer inversiones para reparar el daño causado y recuperar hábitat y especies depredadas. Claramente hoy la propiedad sobre el territorio y las cuotas de extracción, han dado lugar a prácticas extractivas de la industria, en que a modo de ejemplo en la cadena alimentaria del salmón esta la pesca de arrastre, dejando sin soberanía alimentaria a Chile y sus territorios.

Los salmones y los choritos han tenido un gran crecimiento en la región en el ámbito económico. Lamentablemente el costo ambiental ha sido inconmensurable en desmedro del desarrollo social y ambiental. En el caso del salmón hay una cultura extractiva industrial –pesca de arrastre- en su cadena alimentaria aceptada o normalizada, lo que es muy grave, ya que pone énfasis actualmente en maximizar utilidades a costa de recursos que son bienes comunes y que debieran estar al amparo de políticas de soberanía alimentaria. 

Para evolucionar hacia el desarrollo sostenible de la industria acuícola en armonía con la pesca artesanal y los pueblos originarios, lo prioritario es respetar los tratados internacionales en la materia y adoptar los 17 Objetivos y lineamientos de la ONU. Para ello se requiere un régimen distinto de propiedad del territorio y las especies de flora y fauna marina; y una nueva gobernanza del territorio con poder político y económico regional y en los territorios. 

 

Esteban Vielma Salazar, 

Administrador público, Revolución Democrática, lista Apruebo Dignidad

La posición, al menos desde esta candidatura, es poner como principio constitucional la sustentabilidad ambiental en la economía. Eso tendería, a nuestro criterio, que todas las actividades que se desarrollan en Chile deban respetar el medioambiente.

La industria salmonera, a pesar de haber traído beneficios económicos —que gran parte de las personas lo dice y lo siente porque es el motor económico de la región— ha traído también lo peor del extractivismo, que es la contaminación de nuestros mares interiores, la pérdida de fauna marina. Ha generado también tensiones con las comunidades indígenas, en términos de cosmovisión y su relación con el medioambiente. Y bueno, parte de nuestra propuesta es esa, la sustentabilidad ambiental en la Constitución y que haya órganos también que defiendan eso, porque es necesario en este momento. 

Creemos que nuestra legislación hoy día es demasiado débil, a pesar de que existe el derecho de vivir en un medio libre de contaminación, eso no se ve o no hay órganos que lo puedan reforzar, y los órganos que existen más bien son súper débiles. Entonces el tema del medio ambiente hoy día, al menos, llegó para quedarse.

 

Patricia Sanzana Cárdenas

Abogada, independiente, lista Chile Vamos

Para mí es muy relevante que Chile sea uno de los países más importantes a nivel mundial en la actividad acuícola, y eso nos trae como consecuencia la responsabilidad de cuidar nuestro ambiente natural y hacernos cargos de esos impactos.

Toda actividad humana tiene impacto en el medioambiente, pero cuando es una actividad a escala industrial tiene mayores impactos. Entonces, el desafío es que sigan desarrollándose —porque generan muchas externalidades positivas— y que se hagan cargo de las negativas, materia que ya está en el Congreso, porque se están dictando modificaciones legales que obligan a limpiar los fondos marinos. 

La intervención en el sector marino tiene que ser compatible con los ribereños, con los recolectores de orilla, con la pesca. Hay una serie de intereses que están a veces en conflicto por el uso de estos bordes costeros y de ese desafío tiene que hacerse cargo la legislación ordinaria. En la constituyente lo importante es establecer normas de rango constitucional que sean más exigentes en cuanto a la protección del medio ambiente.

 

Samuel Gálvez Derpich

Químico farmacéutico, Partido Liberal, Lista del Apruebo

Chile es un país con una costa enorme, por lo tanto los derechos del mar, de los océanos, de la explotación del mar tienen que estar en la nueva constitución. 

La industria acuícola es súper importante para la región, en términos económicos, en términos de trabajo y empleabilidad. Es una industria que ha permitido el desarrollo regional y eso no lo podemos desconocer. Sin embargo, también hemos visto cómo la industria, de alguna manera, ha tenido cierto impacto en los océanos, principalmente aquí en la Región de Los Lagos. Hemos visto fugas de salmones, desastres ambientales asociados a la salmonicultura, que yo creo son totalmente prevenibles. 

Yo no creo que sea excluyente que podamos incluir los derechos de los océanos en la nueva constitución con el desarrollo industrial de la salmonicultura, específicamente aquí en la Región de Los Lagos. Yo creo que tiene que ir de la mano el respeto del medioambiente y el desarrollo regional. No puede ser de otra forma, no nos podemos cerrar a que todas las industrias se vayan y nos quedemos de brazos cruzados viendo cómo nuestra región se queda sin empleo y sin poder generar. Pero sí tiene que hacerse en un marco de respecto, en un marco de a lo mejor una legislación más fuerte y también más descentralizada.

 

Cataldo Martínez Pardo

Técnico industrial en electromecánica. Partido Comunista, lista Apruebo Dignidad

Lo que necesitamos urgentemente es recuperar el océano como una riqueza, como una propiedad del Estado chileno, como era antes. Eso significa que una vez eliminada la “Ley Longueira”, que fue la ley que arrinconó a los pescadores artesanales y abrió las puertas a las transnacionales y a las empresas que operan con pesca de arrastre, lo que nosotros vamos a hacer es que sea el Estado absolutamente regulador.

(El cultivo de salmón) alguna vez fue una producción bastante ecológica, donde el mito de que el salmón era el fusible era real. Pero hoy día el salmón ya no es fusible de nada, las condiciones del mar cambian y el salmón sigue vivo, y sigue vivo porque ha sido mantenido artificialmente y ha sido de alguna manera convertido o reconvertido en una especie distinta a la que es cuando se conserva naturalmente.

Podemos recuperar la industria del salmón para el desarrollo armónico con el medio, con el hábitat. Ecológicamente podemos recuperarla, pero eso significa volver a las condiciones que existían al principio, de menor producción, pero de calidad, menos contaminación, terminar con los antibióticos arrojados al mar y alimentar manualmente, y así administrar la cantidad necesaria solamente.

No somos partidarios de cerrarla, somos partidarios más que nada de generar un control mucho mayor para evitar que se produzcan las consecuencias, que han generado grandes movimientos sociales en la isla.

 

Eric Vargas Quinchamán

Lonco de la Comunidad Willilafkenche, candidato a escaños reservados para pueblos originarios

La postura nuestra tiene que ver con la cosmovisión mapuche. Yo creo que aquí lo primero que hay que hacer es reconocer en la madre tierra, Ñuke Mapu, un ser que tiene vida propia, y todos los tipos de formas de vida y energía, incluyendo la espiritual, tienen que tener una valorización de parte de quienes habitamos la madre tierra. Y para aplicar eso, lo que nosotros decimos es que tiene que hacerse con Yamuwün, que es el concepto valórico mapuche de respeto mutuo, no solamente con las personas, sino que con todas las formas de vida y energía que existen. Eso a nosotros, como pueblo-nación, nos va a dar finalmente el resultado que puede aplicar el küme mogen, el buen vivir. Entonces bajo esos principios, nosotros velamos porque se coteje, se cuiden todos los recursos naturales, y tengan un grado supralegal, y se pueda trabajar en forma armónica y respetuosa en el territorio, en el mar, en la tierra, en todos los espacios.

Creo que la industria acuícola ha sido realmente irresponsable. Han sido tremendamente ambiciosos porque los impactos que ha generado producto de esa irresponsabilidad hoy día tienen a nuestra madre mar contaminada y enferma. Desgraciadamente lo hacen con prepotencia, porque imponen a través de sus capitales, sus posiciones, y traspasan la barrera del resguardo, y eso lo digo con mucha responsabilidad. Entonces ellos tienen que reflexionar acerca de cómo han sido, su actitud prepotente, ambiciosa e irresponsable, porque lo que hacen aquí no lo hacen, por ejemplo, en otros países. Eso lo digo con toda propiedad.

Yo creo que de alguna forma la llamada Ley Lafkenche, que otorga opinión vinculante, es una herramienta muy importante, en la cual deberíamos concordar, porque la Ley Lafkenche le da espacio de opinión y decisión a todos los que viven en el borde costero, a los pescadores artesanales, a los comités de turismo, a las juntas de vecinos, quienes son los dueños de casa. Y si ellos deciden o no que se instale una industria como la salmonicultura, y si esta industria es responsable y cumple con las medidas medioambientales, es un buen vecino, no tendría por qué negársele la oportunidad de seguir desarrollándose, pero es a través del respeto, de los dueños de casa, de la conversación y del acuerdo transparente. Creo que debería plasmarse en la constitución elementos de ese tipo. Que le den facultades vinculantes a la gente que vive en el borde costero, como lo hace la Ley Lafkenche.

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