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Por Roberto Gaete , 2 de octubre de 2020Un mar de oportunidades para la corvina de cultivo
Con la corvina nativa (Cilus gilberti) como protagonista, el programa para su cultivo sustentable se acerca a la fecha de término. 2022 será su estreno en sociedad y, a la vez, el punto de partida para lo que se proyecta sea una industria relevante en el norte del país.
A la margarita, en sushi o sashimi; dando origen a restaurantes especializados en el norte de Chile, siendo ingrediente de la gastronomía peruana y exportándose a distintos puntos del planeta. Podemos imaginar un horizonte de oportunidades para la corvina nativa (Cilus gilberti) cultivada en el norte del país, a partir de su estreno, en 2022.
Para esa fecha, y después de 116 meses de trabajo en la domesticación de la especie, la tecnología estará afinada en todos sus detalles para ser transferida a los interesados en su cultivo e iniciar lo que se proyecta como una relevante industria para el norte del país, alcanzando el objetivo de diversificar la producción acuícola nacional, fin último de éste y otros PDACH (Programa de Diversificación de la Acuicultura Chilena) impulsados por Corfo.
En Fundación Chile, la corvina nativa es “parte de la casa”, motivo de investigación aún antes del inicio del Programa Corvina, el 2010. Ya entre los años 2006 y 2008, FCh llevó a cabo el proyecto “Desarrollo de la tecnología de engorde de juveniles de corvina (Cilus gilberti) en balsas jaula en la IV Región, Coquimbo”, que contó con el financiamiento de Corfo. Dados los auspiciosos resultados obtenidos en estas pruebas realizadas en el Centro Acuícola Tongoy (CAT) y la definición de la corvina como “especie prioritaria para la acuicultura nacional”, se presentó el proyecto a largo plazo para su desarrollo.
Tras obtener -en 2010- el subsidio de Corfo destinado al “Programa Integrado para el Desarrollo Sustentable del Cultivo de Corvina (Cilus gilberti), se dio la partida a la carrera cuya meta es obtener una tecnología óptima que permita el escalamiento comercial de la especie. Con ese propósito, se fijaron dos puntos estratégicos en el norte del país: el Centro Acuícola Tongoy (CAT), de FCh, en la Región de Coquimbo, y las instalaciones de UNAP y Cordunap en Iquique (particularmente Huayquique), en la Región de Tarapacá.
La inversión global del Programa Corvina alcanza a $ 11.517.118.683, para el plazo de 12 años (2010-2022), en cuyo proceso han participado, además de Corfo y Fundación Chile, Universidad Arturo Prat, Universidad Católica del Norte, ADL Diagnostic Chile, Universidad Austral de Chile, Pesquera Friosur y Ewos Chile Alimentos (actual Cargill).
Con este grupo de co-ejecutores, la especie nativa de las costas de Perú y Chile, apreciada por sus características gastronómicas y nutricionales, comenzó a ser objeto de domesticación. Se probaron sistemas de cultivo de juveniles en estanques con flujo abierto, con recirculación (RAS), así como el engorde en mar (balsas jaulas) y en tierra. Para finalmente decantar en la producción de juveniles centralizada en el Centro Acuícola Tongoy de FCh, en RAS, y el engorde tanto en ese sistema como en las balsas jaulas ubicadas en el sector de Huayquique.
Llegando a la meta
Un hito marcó el inicio del 2020 para el Programa Corvina: la cosecha de 1.600 kilos de corvina cultivada en RAS en Tongoy. Eso, junto a la siembra de 13 mil juveniles en las balsas jaulas instaladas en Iquique, prometen un excelente año, donde las pruebas de mercado realizadas por la empresa Friosur anticipan la buena recepción comercial.
“El Programa Corvina ya está en condiciones de pasar de una etapa experimental a una etapa de escalamiento. Los peces, desde 2018 a la actualidad, han cumplido un proceso de engorde auspicioso y se han adaptado a una serie de variables, tanto técnicas como climáticas”, señala Cristóbal Cobo, director del Programa Corvina.
Según Cristóbal Cobo, “la corvina ha demostrado ser una especie domesticable y adaptable a las condiciones de cautiverio, por lo que lo que estarían dadas las condiciones básicas para generar una industria acuícola en el norte del país en torno a esta especie”.
Durante 2020 se prevé la siembra de 30 mil nuevos ejemplares de corvina en Iquique, y la cosecha de alrededor de 10 toneladas durante el segundo semestre. “Los objetivos en esta etapa son validar, estandarizar y consolidar la tecnología productiva del proceso de engorde de Cilus gilberti, en sistemas balsas jaulas emplazadas en el mar, mediante el mejoramiento de las técnicas de cultivo”, explica el director del Programa Corvina.
La evaluación de dietas, estrategias de alimentación y la automatización de los sistemas de cultivo, son parte de los desafíos productivos de esta recta final de la corvina en el norte de Chile.
Escalamiento a la vista
Hoy son dos las balsas jaulas instaladas en Iquique y que corresponden al Subprograma de Engorde. Los 38 mil ejemplares que ahí se encuentran han experimentado una favorable evolución en su peso y talla. Sin embargo, “para llegar a una instancia de escalamiento y alcanzar un negocio rentable y sustentable se necesitan por lo menos 12 balsas, similares a las dos que se encuentran en fase experimental”, señala Cristóbal Cobo.
Otros requisitos para el escalamiento son contar con modernas instalaciones para la crianza de peces, equipamiento adecuado, unidades para la fabricación de alimento, plantas de procesamiento, servicios logísticos marinos y profesionales y técnicos entrenados. Todo ello atraerá inversiones y generará crecimiento y empleo para zonas donde actualmente no existe una industria acuícola de peces (sí de moluscos, en el caso de la Región de Coquimbo).
El director regional de Corfo Tarapacá, César Villanueva Vega, confirma el optimismo con que se observa la etapa de escalamiento, destacando que “desde ya se advierte interés en la región por sumarse a esta iniciativa impulsada por Corfo, junto a Fundación Chile y la Universidad Arturo Prat. Los resultados son auspiciosos, y esperamos que se incorpore al desarrollo de la economía regional, la que hoy se sustenta principalmente en los commodities de la minería y el comercio generado por la Zona Franca de Iquique”.
César Villanueva explica que “hoy, Corfo apuesta por proyectos sustentables, con un sentido social y económicamente rentables. En este contexto, la acuicultura es esencial en el futuro alimentario del planeta. Por lo tanto, reúne las características para potenciar el desarrollo, no tan sólo de Tarapacá, sino de todo el norte”.
Desde Friosur, empresa privada que ha contribuido activamente al desarrollo del programa, reafirman su confianza en las perspectivas de la especie. Su gerente de Nuevos Negocios, Enrique Garín, sostiene que “la Diversificación Acuícola, en este caso mediante el cultivo de la Corvina, es mirar al futuro, y nada mejor que hacerlo de la mano de una especie nativa de gran tradición en nuestro país”.
No dudan del éxito de su introducción a partir de 2022, destacando que “hoy, después de años de trabajo asociativo, estamos realizando las primeras ventas a través de distintos canales de comercialización, obteniendo una excelente retroalimentación por parte de nuestros clientes. Esto nos permite mirar con optimismo y entusiasmo el desarrollo de este nuevo mercado, el cual esperamos pueda proveer, en un futuro cercano, de proteínas saludables a miles de familias en Chile y el mundo”.