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Por Jaime Rozas , 13 de octubre de 2020

Coronavirus: las distintas realidades que se viven en el mundo de la pesca artesanal

Pescador artesanal en ensenada Quetén, Hualaihué.
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La pandemia ha impactado de diversas maneras al sector pesquero artesanal de la Región de Los Lagos. Sin embargo, la incerteza de lo que ocurrirá en los próximos meses afecta a todos por igual.

La pesca artesanal en la Región de Los Lagos no la ha pasado bien en estos últimos meses.

Según el último boletín económico de la oficina regional del Instituto Nacional de Estadísticas —publicado a fines de septiembre—en el periodo abril-junio el desembarque artesanal en la Región de Los Lagos registró 26.927 toneladas, un 20,5 % menos en comparación con el mismo trimestre de 2019.

La cifra se trata de la más baja desde 2016, cuando en aquella ocasión, en el mismo periodo, se registraron 26.443 toneladas. Y en ese tiempo la magra cifra de esa temporada tenía una clara razón: la crisis de la marea roja, que se había convertido en una verdadera hecatombe para el sector.

Y ahora el mundo pesquero artesanal de la región nuevamente pasa por uno de sus peores momentos, esta vez potenciado por la pandemia global de covid-19.

Por un lado, la fuerte caída del sector Horeca (hoteles, restaurantes y catering) ha mermado los canales de venta. Y por el otro, variaciones en los mercados de exportación han generado dispares resultados, lo que también ha repercutido en la actividad.

“Efectivamente, hay sectores de la pesca que sí se están viendo afectados, fundamentalmente por un tema de comercialización”, dice a Diario Acuícola Javier Valencia, subgerente de Desarrollo de Fundación Chinquihue.

“Por ejemplo, el mercado Horeca a nivel nacional y a nivel internacional ha bajado sostenidamente su demanda y eso repercute en nuestro sector. Se habla de que está trabajando a un 10 %, a un 15 %, y se abastecen de productos del mar fundamentalmente de nuestra región, pesca blanca y mariscos principalmente. Hay otros sectores que tienen que ver con la exportación de los recursos”, explica el profesional.

Pero si en los primeros meses fue la crisis del sector Horeca, en los últimos meses fue la llegada de las cuarentenas: en Puerto Montt está vigente desde fines de julio, y en estas últimas semanas se han sumado Frutillar, Los Muermos, Fresia y —por segunda vez— Osorno.

“Bajaron considerablemente las ventas de productos”, dice Juan García, presidente del Sindicato de Pescadores de Caleta Anahuac. “Por ejemplo, nosotros que enviamos productos a Santiago, que vendemos en el mercado local, con todos los comercios cerrados, con todas las ferias cerradas, con Angelmó cerrado, es muy difícil que se pueda vender un producto. Eso provocó que los pescadores tuvieran que quedarse más que nada en la casa, haciendo nada, porque salir a trabajar para después no tener dónde vender, ese fue el problema y sigue siendo el problema”, dice el dirigente de Puerto Montt.

Como otros restoranes y locales de comida, los pescadores han tenido que apostar por el delivery, “porque hay que estar haciendo cosas, porque de lo contrario no te puedes quedar con los brazos cruzados esperando que la ayuda llegue, porque la ayuda no llega”, dice García.

Realidad dispar

Pero el amplio y diverso mundo de la pescar artesanal en la zona —Los Lagos concentra un tercio del total de pescadores a nivel nacional inscritos en el Registro Pesquero Artesanal y un tercio del total de caletas pesqueras de Chile— también ha hecho que la crisis no afecte a todos por igual.

Zoila Bustamante, vicepresidenta de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile (Conapach), dice que la falta de turismo también ha afectado a las caletas.

“La mayor parte de algunas caletas pesqueras de esta región y del país también trabajan junto con el turismo, y eso también se ha visto cerrado, una entrada aparte que tenemos nosotros los pescadores. Y también se ha visto cerrado con el tema de la pandemia ya que no hay posibilidad de atender a nadie”, dice Bustamante, quien también es presidenta de la Federación del Pacífico de Estaquilla, que reúne a sindicatos de pescadores bentónicos de la comuna de Los Muermos.

La dirigente calcula que hoy el 40 % de la gente de mar que representa no está saliendo a trabajar, “porque hay algunos que se encuentran enfermos, otros que tienen que cuidarse porque ya están con la edad encima, y otros que prácticamente no han podido salir a pescar porque no hay venta”.

Otros sectores, en cambio, han corrido mejor suerte.

En el caso de Hualaihué, por ejemplo, el fuerte de la temporada de merluza austral fue en el verano, antes que llegara la pandemia al país, y en los meses siguientes los pescadores de la zona se han concentrado en la colección de semillas para el sector mitilicultor, el cual ha funcionado con relativa normalidad, luego de los primeros meses de incerteza.

“Da para sobrevivir. A los mitilicultores les ha ido bien”, dice José Alvarado, presidente de la Federación de Pescadores Artesanales de Hualaihué.

La comercialización del erizo tampoco ha tenido mayores inconvenientes. "Sigue teniendo buena salida", dice Javier Valencia de Fundación Chinquihue, gracias a "los mercados asiáticos que siguen comprando”.

Incertidumbre

En todo caso, a pesar de los matices, la incertidumbre afecta a todos por igual.

Por ejemplo, durante este mes el sector se ha estado preparando para la pesca de rayas (volantín y espinosa), cuyo periodo de captura parte hoy y durará hasta el 24 de octubre.

"Los pescadores lo ven como un salvavidas", dice Juan García, aunque dice que se espera que se comercialice a menor precio. "El año pasado se pagó a $ 2400 el kilo, y este año se va a pagar 1400, 1500 pesos, y no más. Bajar mil pesos por kilo, imagínese lo que significa para el bolsillo de un pescador". 

La llegada del verano también abre la duda en el caso de la merluza austral, particularmente con la situación en Europa donde se está registrando una segunda ola de la pandemia y, por ende, el riesgo de cambios desfavorables en el juego de la oferta y la demanda.

“Estamos preocupados cómo van a funcionar las empresas, porque la merluza austral, en un 85 a 90 % va al mercado español, y las empresas grandes no han estado comprando hoy día porque trabajan fresco, dice Alvarado. “Estamos tratando que haya algunas empresas que mantengan sus precios y que sigamos vendiendo en congelado”.

Zoila Bustamante, agrega que, a pesar del complejo momento, un importante número de pescadores pueden siguen viviendo del borde costero y de la tierra. 

“Si tenemos problemas salimos a mariscar, salimos a pescar, y eso también nos ha ido ayudando. Pero para la gente que vive en el pueblo, los pescadores de caletas urbanas, es completamente diferente la realidad”, asegura la dirigente, aunque reconoce que si la situación actual se mantiene, “vamos a estar muy, muy complicados a fin de año”.

“El problema de las incertezas es grave”, reconoce Javier Valencia, de Fundación Chinquihue. “No nos permite planificar cómo va a continuar este tema”.

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